En la novela predomina la narración omnisciente en 3ª persona, aunque se
trata de un narrador “cómplice”, que se implica con sus comentarios en la
historia narrada y que se dirige en algunos casos a los lectores, como si éstos
pudiesen contemplar realmente a los personajes y las situaciones de la
historia: “Éste es Charlie. ¿Cómo estás? Y tú, ¿cómo estás? Charlie se alegra
de conoceros” (p. 12).
El diálogo tiene gran importancia en el libro, ya que ayuda a definir a
los personajes, desde las réplicas nerviosas y exclamativas del señor Wonka:
“¡Charlie! ¡Vaya, vaya, vaya! ¡De modo que tú eres Charlie! Tú eres el que hasta
ayer no encontró su billete, ¿no es eso? Sí, sí… ¡Maravilloso! ¡Fascinado! ¡Muy
bien! ¡Excelente!” (p. 83), hasta el tono imperativo y maleducado de alguno de
los niños: “¡Oh, cállate, mamá y déjame terminar! (p. 128).
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