"Me fastidia mucho que algunos digan que he sido un ladrón y que bebo demasiado. Les pido respeto". Zapatones pronuncia estas palabras frente a una periodista de EL CORREO GALLEGO. "No quiero ocultar nada. He sido un crápula, y he estado en la cárcel", dice. Y así comienza esta entrevista al que, seguramente, es el vecino de Compostela más famoso del mundo, aunque sean realmente muy pocos los que le conozcan de verdad.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Juan Carlos Lama Basas.
- ¿En dónde has nacido?
- Creo que fue en Puente del Puerto, un pueblo que pertenece al ayuntamiento de Camariñas.
- ¿No lo sabes seguro?
- Me abandonaron cuando era un bebé. A una edad ya prudente empecé a investigar quiénes podrían ser mis padres, y creo que nací en este lugar en el año 1954. Mi madre, al parecer, se dedicaba a vender pescado, aunque nunca lo sabré con certeza. En mi carné de indentidad pone que soy hijo de José y María.
- ¿Quién te recogió?
- Me llevaron a la Casa Cuna de A Coruña, que era de las Hermanitas de La Caridad. Estuve hasta los seis años, y después me trasladaron al colegio de los Salesianos en la ciudad herculina y, después, a la de Cambados. En este último lugar, como no era buen estudiante, trabajé en las vaquerizas, las viñas y el campo. Los religiosos también me consiguieron trabajo como camarero en un restaurante muy famoso por entonces, el Fariña, que ahora ya no existe. Le agradezco mucho a mi madre que no me haya tirado a un contenedor, y a los Salesianos todo lo que han hecho por mí. Estuve con ellos hasta que me fui a la mili. Fueron mis auténticos padres.
- ¿Y por qué dices que eras un crápula. Qué has hecho?
- Estuve en la cárcel. He robado algunas veces dinero, y lo reconozco, aunque siempre fue al despiste. Nunca amenacé ni le causé daño a nadie. No sé por qué lo hice, sería cosas de niños... Pero también tengo que decir que en otras ocasiones he pagado delitos sin ser el culpable. Me acusaron sin razón. También estuve en la prisión militar de A Coruña por desacato.
- ¿Por qué, que pasó?
- En la mili tenía un sargento prepotente que me atacaba por no tener padres ni recursos, y un día me encaré con él. Me condenaron a cuatro años, aunque me indultaron antes de un año.
- ¿Cómo llegaste a convertirte en el peregrino Zapatones?
- Cuando trabajaba en el restaurante Fariña hice mi primera peregrinación con el hijo de los dueños del local. Fue un solo día, y desde Cambados, pero me atrapó. Después, al salir de la cárcel militar, andaba de parra en parra, y un día en Santiago, mirando a la Catedral, lo pensé. Resulta que Daniel Otero, un comerciante que estaba cerca de Platerías, tenía un muñeco vestido de peregrino. Le pedí el traje, y así fue... Una de sus nueras, Marisa, me decía "eres un zapatones", y me gustó. De este modo logré ganarme honradamente la vida y empecé a sentir que la sociedad me abría, por fin, las puertas. No pedía nada, pero la gente me daba dinero por hacerse fotos conmigo, y me dejé la barba
- ¿Cuál es tu nombre?
- Juan Carlos Lama Basas.
- ¿En dónde has nacido?
- Creo que fue en Puente del Puerto, un pueblo que pertenece al ayuntamiento de Camariñas.
- ¿No lo sabes seguro?
- Me abandonaron cuando era un bebé. A una edad ya prudente empecé a investigar quiénes podrían ser mis padres, y creo que nací en este lugar en el año 1954. Mi madre, al parecer, se dedicaba a vender pescado, aunque nunca lo sabré con certeza. En mi carné de indentidad pone que soy hijo de José y María.
- ¿Quién te recogió?
- Me llevaron a la Casa Cuna de A Coruña, que era de las Hermanitas de La Caridad. Estuve hasta los seis años, y después me trasladaron al colegio de los Salesianos en la ciudad herculina y, después, a la de Cambados. En este último lugar, como no era buen estudiante, trabajé en las vaquerizas, las viñas y el campo. Los religiosos también me consiguieron trabajo como camarero en un restaurante muy famoso por entonces, el Fariña, que ahora ya no existe. Le agradezco mucho a mi madre que no me haya tirado a un contenedor, y a los Salesianos todo lo que han hecho por mí. Estuve con ellos hasta que me fui a la mili. Fueron mis auténticos padres.
- ¿Y por qué dices que eras un crápula. Qué has hecho?
- Estuve en la cárcel. He robado algunas veces dinero, y lo reconozco, aunque siempre fue al despiste. Nunca amenacé ni le causé daño a nadie. No sé por qué lo hice, sería cosas de niños... Pero también tengo que decir que en otras ocasiones he pagado delitos sin ser el culpable. Me acusaron sin razón. También estuve en la prisión militar de A Coruña por desacato.
- ¿Por qué, que pasó?
- En la mili tenía un sargento prepotente que me atacaba por no tener padres ni recursos, y un día me encaré con él. Me condenaron a cuatro años, aunque me indultaron antes de un año.
- ¿Cómo llegaste a convertirte en el peregrino Zapatones?
- Cuando trabajaba en el restaurante Fariña hice mi primera peregrinación con el hijo de los dueños del local. Fue un solo día, y desde Cambados, pero me atrapó. Después, al salir de la cárcel militar, andaba de parra en parra, y un día en Santiago, mirando a la Catedral, lo pensé. Resulta que Daniel Otero, un comerciante que estaba cerca de Platerías, tenía un muñeco vestido de peregrino. Le pedí el traje, y así fue... Una de sus nueras, Marisa, me decía "eres un zapatones", y me gustó. De este modo logré ganarme honradamente la vida y empecé a sentir que la sociedad me abría, por fin, las puertas. No pedía nada, pero la gente me daba dinero por hacerse fotos conmigo, y me dejé la barba
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