martes, 30 de octubre de 2012

Javier Tomeo.

Las gaviotas vuelan en círculo y el francotirador asesino, desde la ventana, las va derribando una tras otra.

Cuando ya no queda ninguna, las sardinas de la bahia deciden por unanimidad nombrar al francotirador hijo predilecto de la Comunidad, pero no encuentran el modo de decírselo.

Aparte del anzuelo, los hombres y las sardinas no encuentran muchos instrumentos que les permitan comunicarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opinamos.