Estamos acostumbrados casi todos, y más los chicos de las nuevas generaciones a explotar los recursos que la red nos ofrece sobre todo en materia de comunicación.
Redes sociales, chats diversos como ser Messenger y el correo electrónico forma parte de nuestras vidas. Pero no sólo con nuestros conocidos y amigos como fue ideado en su momento, sino que compartimos nuestros momentos con perfectos desconocidos.
Y ello puede traernos consecuencias indeseadas a todos nosotros si no tomamos las precauciones del caso y de eso va la novela donde nos presenta a
Trápaga, un comisario que procura ayudar a
Beatriz, madre destrozada
por la muerte de su hija adolescente de una forma que no se puede explicar, al tiempo que busca respuestas en los nuevos medios de comunicación.
Narrada con una gran categoría que nos rememora a los grandes autores del género, en esta ocasión no vamos al
Londres misterioso ni a la
Inglaterra Victoriana como la mayoría de las novelas que conocemos, sino que nos adentraremos incluso en nuestras propias vidas pues nadie queda por fuera del mundo virtual que se ha creado y que si bien nos ofrece millones de oportunidades y puertas, también tiene sus contras que no está de más tener en cuenta.
Y realmente procura eso aunque quizá no haya sido la idea de su autor (
eso no lo sabremos aún)
generar conciencia de un aspecto que no todos vemos en el vigor con el cual utilizamos las redes sociales
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