martes, 22 de octubre de 2013

Micropoesía.

Para leer ,pinchar Siempre siempre siempre siempre siempre siempre siempre siempre siempre siempre y aún así me parece poco. Bastante tiene una con lo que no tiene. Desordenando la felicidad me encontré con la vida. ¿Y si corazón no fuera más que el aumentativo de la palabra coraza...?

miércoles, 16 de octubre de 2013

El curioso incidente del perro a medianoche.

medianoche
Mark Haddon, autor de El curioso incidente del perro a medianoche trabajó durante unos años con personas con deficiencias físicas y psicológicas, lo que le ayudó a crear a Christofher Boone, protagonista de su primer libro, un niño apasionado por la lógica, la física, las matemáticas. En su concepción del mundo, Christopher establece determinadas reglas que le hacen la vida más fácil. Considera que ver pasar cinco coches rojos seguidos significa un día super bueno, cuatro coches rojos, un día bueno y, tres coches rojos, bastante bueno. Pero cuatro coches amarillos seguidos significan un día negro, lo que significa que no hablará con nadie ese día, solo leerá y no correrá riesgos. Éste es sólo un ejemplo del complejo mundo de Christopher, que utiliza la lógica deductiva y las fórmulas matemáticas para afrontar las emociones propias o las del mundo de los adultos, que no llega a comprender. No miente jamás porque no entiende las mentiras, al igual que es incapaz de expresar algo que no haya vivido. No entiende las metáforas, no come nada que sea marrón o amarillo, no sabe interpretar las emociones en un rostro, no soporta que le toquen, ni que se muevan los muebles de sitio, y gime y grita cuando se encuentra en lugares con mucha gente.


Había montones de gente en el tren, y eso no me gustó, porque no me gustan los montones de gente que no conozco y aún lo odio más si estoy apretujado en una habitación con montones de gente que no conozco, y un tren es como una habitación y no puedes salir de él cuando está en marcha.

sábado, 5 de octubre de 2013

TROZOS DE CRISTAL.

Voy a ver si me encuentro dentro de mi piel
y comprendo porque nada puedo entender
me resulta tan raro todo lo normal
me tropiezo, me caigo y vuelvo a tropezar
Crei que me habia equivocado,
luego pense:
que estoy bien aqui, en mi nube azul
todo es como yo lo he inventado
y la realidad, trozos de cristal,
que al final hay que pasar descalzo...
Por favor no me empuje, me puedo caer;
yo en mi nube estoy bien no me va a convencer,
ya conozco unos cuantos que son como usted,
que me ofrecen veneno cuando tengo sed
Crei que me habia equivocado,
luego pense:
que estoy bien aqui, en mi nube azul,
todo es como yo lo he inventado,
y la realidad, trozos de cristal,
que al final hay qe pasar descalzo...
¡ que estoy bien aqui, en mi nube azul,
todo es como yo lo he inventado,
y la realidad, trozos de cristal,
que al final hay que pasar descalzo... !

miércoles, 2 de octubre de 2013

Ladrones excesivos.

Robaron el equipo de audio y los candelabros y la comida de la heladera y los ceniceros de cristal de Murano y el televisor y hasta los equipos de aire acondicionado y robaron también la heladera misma y la mesita del televisor y el resto de los muebles y los dólares guardados en la caja fuerte empotrada en la pared del dormitorio y después robaron la caja fuerte y también la pared del dormitorio y después robaron el resto de las paredes y los cimientos que la sostenían y el techo que en ellas se sustentaba y las cañerías de bronce que las atravesaban y después robaron los árboles y flores del jardín y después el jardín mismo y el terreno sobre el cual había estado construida la casa y robaron el basamento de granito y varias capas geológicas incluyendo una durísima, de basalto puro, y las napas de agua que en ellas había y siguieron robando y robando hasta provocar la irrupción de la lava en una explosión volcánica que ocultó por completo las pruebas de sus fechorías, los terrenos circundantes, el pueblo entero y buena parte del partido del conurbano en el que se produjera el hecho delictivo y varias zonas de los partidos aledaños y, merecidamente, a ellos mismos, por chapuceros, improvisados y sobre todo exageradísimos ladrones.

Ana María Shua.

Es un programa de juegos por la tele. Los niños se ponen zapatillas de la marca que auspicia el programa. Cada madre debe reconocer a su hijo mirando solamente las piernitas a través de una ventana en el decorado. El país es pobre, los premios son importantes. Los participantes se ponen de acuerdo para ganar siempre. Si alguna madre se equivoca, no lo dice. Después, cada una se lleva al hijo que eligió, aunque no sea el mismo que traía al llegar. Es necesario mantener la farsa largamente porque la empresa controla con visitadoras sociales los hogares de los concursantes. Hay hijos que salen perdiendo, pero a otros el cambio les conviene. También se dice que algunas madres hacen trampa, que se equivocan adrede.