miércoles, 16 de octubre de 2013

El curioso incidente del perro a medianoche.

medianoche
Mark Haddon, autor de El curioso incidente del perro a medianoche trabajó durante unos años con personas con deficiencias físicas y psicológicas, lo que le ayudó a crear a Christofher Boone, protagonista de su primer libro, un niño apasionado por la lógica, la física, las matemáticas. En su concepción del mundo, Christopher establece determinadas reglas que le hacen la vida más fácil. Considera que ver pasar cinco coches rojos seguidos significa un día super bueno, cuatro coches rojos, un día bueno y, tres coches rojos, bastante bueno. Pero cuatro coches amarillos seguidos significan un día negro, lo que significa que no hablará con nadie ese día, solo leerá y no correrá riesgos. Éste es sólo un ejemplo del complejo mundo de Christopher, que utiliza la lógica deductiva y las fórmulas matemáticas para afrontar las emociones propias o las del mundo de los adultos, que no llega a comprender. No miente jamás porque no entiende las mentiras, al igual que es incapaz de expresar algo que no haya vivido. No entiende las metáforas, no come nada que sea marrón o amarillo, no sabe interpretar las emociones en un rostro, no soporta que le toquen, ni que se muevan los muebles de sitio, y gime y grita cuando se encuentra en lugares con mucha gente.


Había montones de gente en el tren, y eso no me gustó, porque no me gustan los montones de gente que no conozco y aún lo odio más si estoy apretujado en una habitación con montones de gente que no conozco, y un tren es como una habitación y no puedes salir de él cuando está en marcha.

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