miércoles, 15 de abril de 2015

LA SONRISA DE LUCÍNDA de Soraya Mistral.


LA SONRISA DE LUCÍNDA

 

Son las cuatro de la tarde, el sol entra por el ventanal situado en Fernández Latorre. Ana mira la fuente luminosa de Cuatro Caminos, abre la ventana ya qué se siente ahogada.

No hay nada que le guste mas que tomar el solen Bastiagueiro, a sus 27 años disfruta haciendo senderismo. Coge la mochila, siempre lleva manzanas y Acuarius. Hoy irá a O Carballo a ver a su madre Marina y a su abuela Lucínda.

Cierra los ojos y recuerda a su abuela, siempre radiante con vestidos de enormes flores. Algo le anda por su cabeza, la mirada lánguida de su abuela, pero cuando le pregunta a su madre, nunca hay respuesta, como dice su madre Marina extravagante y loca,  ella es así y es lo que hay.

Son las 5,10 cuando Ana llega a la imponente chalet de su abuela. Lucínda con 86 años está radiante y ágil y con su amplia sonrisa se lanza apresuradamente a los brazos de su nieta, ella dos tienen una complicidad,  vivaz como una jovenzuela.

Marina está molesta, por la apariencia de su madre.

Marina:           ¿ Y yo qué? No saludas a tu vieja madre.

Ana:     Ya voy... es que la abuela salió corriendo.

Marina:           Excusas siempre esta ella antes que yo. Para ti soy la vieja.

Ana:     No digas tonterías, con 64 años y tu salud tan buena, estas magnifica.

Marina:           ! Salud buena! Salud buena la de la abuela, siempre correteando como si tuviera 20 años, detrás de ti.

Ana:     Mamá ella siempre fue así, recuerda, yo de niña, no paraba y ella salía corriendo detrás de mi, en el colegio, yo era oír la sirena y ella gritarme "ven aquí, ahora Ana" no paraba quieta y siempre me gustaba correr, escapar.

Marina:           Tu abuela siempre con sus excentricidades, le gusta ser el centro de atención, !Mira como viste!, Ya se ve, que no está bien de la cabeza.

Lucínda:          !Ya está bien! A ti todo te molesta, si hablo, porque invento y si estoy callada, porque ya está pensando en mis locuras.

Ana se siente incómoda, su infancia siempre fue así, ellas dos discutiendo, su madre trabajaba en la Fábrica de Tabacos y su abuela le contaba esas viejas historias, invenciones de la gente, !vamos cuentos para niños!

 Pero ese día estaba especialmente inquieta, había demasiada tensión en el aire.

Marina:           Deberías de comportarte, ser sensata, y dejarte de fantasías.

Lucínda:          A ti lo que te molesta es que sea diferente.

Marina:           Tú siempre inventas cosas para llamar la atención.

Lucínda:          Tu nunca me quisiste creer...Pero yo sé que me paso algo, algo que no logro comprender.

Marina:           Acepta las cosas como son. Sino puedes dormir toma tus pastillas, el médico ya te dijo que son los nervios.

Lucínda:          ¿Que nervios? Ya os gustaría verme todo el día sedada calladita.

Marina:           Deberías estar callada, así no le harías daño a Ana.

Ana:     Dejar de discutir, a la abuela hay que escucharla.

Marina:           Tu siempre de acuerdo con ella, dejándome a mi sola.

Ana:     Mamá sabes que te quiero, pero eres muy dura, si ella es feliz así.

Marina la interrumpe súbitamente.

Marina:           Se cree una gran dama. Mira su cara, a su edad no se debería pintar de esa manera.

Lucínda:          Me pinto, porque pronto vendrá mi otra hija.

Ana:     ¡Callar ya!

Se hace un gran silencio, silencio que huele a miedo.

Marina no quiere oír hablar de eso, siempre, ese fantasma ahí, mi madre es hija única pero... la cabeza de la abuela no está bien, se imagina tener otra hija, la hija perfecta, amable y cariñosa, siempre sonriendo.

Ana solo siente lastima, sola en esa habitación, donde no se respira, no hay aire, solo secretos.

Ana no está dispuesta a ver tensa a su madre, tensa y a su abuela así de clara y tajante.

Se dispone a terminar con esta situación de una vez, y si hay algo... de verdad.

Coge el móvil para hacer una llamada: Buenas tardes: Agencia Napoleón.

Si, mire necesitaba un detective privado pero que fuera reservado, es un asunto muy delicado.

Yo, soy Luis Suarez, el jefe, de ese tipo de asuntos, me encargo yo personalmente.

Si le parece, podría pasarse mañana por mi despacho.

Le parece bien mañana a las 6.

Si, perfecto.

Ana está inquieta, no había dormido bien, explicar algo personal la inquieta, pero está  decidida a saber porque su abuela es así, tiene pocos datos, pero para eso están los detectives.

El despacho es luminoso, aunque huele a humedad, montones de papeles desordenados encima de una vieja mesa de madera de caoba.

Buenos días, dijo una voz clara y fuerte.

Ana se siente segura.

Usted dirá.

Vera, estoy aquí por mi abuela Lucínda López Bello, que nació en  1929, y tiene una hija, mi madre, Marina Castro López. Y de mi abuelo no sé nada ya que murió de tuberculosis cuando mi madre tenía 5 años.

Luis Suárez:     Bien, y ... ¿Porque viene aquí?

Ana:     Necesito que investigue sobre la vida de mi abuela. Ella dice que tuvo otra hija, y claro, !todo el mundo piensa que está loca!. Mi madre dice que como ella no es como la abuela deseaba, se inventa lo de la otra, para fastidiar.

Luis Suarez:     Necesito datos. Y su madre, ¿vivió siempre en La Coruña?

Ana:     Si, mi madre nació aquí en el Hospital de Labaca, mi madre dice que nunca salieron de La Coruña, que ella no ha visto mundo.

 


Luis Suárez es un hombre de 50 años, a su edad lo ha visto casi todo, pero esta historia  le parece banal, no son peleas por la herencia, ni mujeres buscadoras de maridos infieles.

Esta historia, parece una tontería inventada por alguien senil y fantasioso.

Pero algo le inquieta. ¿Y si fuera verdad? Que secretos tendrán las paredes de un viejo hospital.

Poco sabe del hospital, salvo que estaba en Monserrat, y que fue hecho por el arquitecto Leonardo Bescansa, llevado por el sacerdote José Sánchez Mosquera y más tarde por el Magistrado de la Audiencia Pardo de Andrade.

Sabe que las monjas de la Caridad que allí trabajaban, ahora estaban en Madrid, así que llamaría a su amigo Jorge Salas, que además de ser un importante político era amigo de la Iglesia y así será todo mas fácil.

Transcurrieron 2 meses, Jorge Salas manda una carta urgente, ya que dentro de cuatro días tiene que estar en Coruña. Tiene buenas noticias sobre el caso de Lucínda López Bello.

Hoy, 8 de Junio, para Luis Suarez, un buen día, su amigo Solas lo ha llamado, ya está en la ciudad, y a las 6 de la tarde lo verá.

Salas:   Caso resuelto amigo, eso si ya sabes cómo van las cosas, tiene que darle una buena cantidad al jardinero. La hermana Josefina dice que José el jardinero se encargaba de casi todo en el Hospital Labaca, cuando hablaba no paraba, pero eso sí, cuando le hacen preguntas dice "no recuerdo" y otras evasivas. Bueno, en resumen, Lucinda López Bello, tuvo gemelas y ella no podía alimentarlas, así que las monjas decidieron que la niña llevaría mejor vida en una buena casa. Fue llevada a Valencia con una familia adinerada.

Suarez sonríe, este caso era más complicado de lo que parecía. Últimamente en las noticias hablaban sobre los robos de bebes y la implicación de la Iglesia.

Son buenas noticias para él, y para su clienta, y su abuela no está loca.

Por lo que piensa que él será famoso y se imagina en la TV haciendo entrevistas, ganando mucho dinero.

Pero eso, es otra historia.

 

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