Grieta
al Pasado
-Hola- le dije.
-Buenas-
me respondió – ¿qué cuentas?
-No
mucho, la verdad.
En ese momento suena la campana y entramos. Al entrar en clase, nos sentamos y sacamos los libros y el estuche. La profesora entra en clase.
-Buenos días- nos dijo antes de sentarse.
La clase comenzó y luego la siguiente y después la siguiente...
pero,
antes de llegar al recreo, llamaron a la puerta. Era el
-¿Que estabais haciendo vosotros ahí?
-Estábamos paralizados por el miedo, hubo un largo silencio, el prosiguió.
-¿Os ha comido la lengua el gato?- dijo con tono sarcástico.
En ese momento vino la directora, preguntando que estaba pasando. Nosotros seguíamos asustados, ella nos llevo hasta su despacho y allí nos pregunto que había pasado. Nosotros se lo contamos asustados por lo que nos pudiera suceder. Entonces ella soltó una leve carcajada. Nosotros nos quedamos atónitos y ella, aun con la sonrisa en la cara, nos dijo que no nos preocupáramos, que es bueno tener ilusión. Nos dijo que podíamos irnos, pero que no se volviera a repetir. Nosotros salimos de allí aliviados, a veces la imaginación nos juega una mala pasada.
conserje,
un hombre bastante callado y serio, pero muy trabajador y servicial.
Venia a buscar a un par de niños por un conflicto que había
sucedido ayer, entre ellos estaba yo.
Salimos
de clase y lo seguimos hasta el despacho de la directora, pero no
utilizamos las escaleras principales. Nos llevo hasta una puerta
blanca doble que había en todos los pisos. Abrió la puerta con la
manilla negra y nos dijo que entráramos. Era la primera vez que
entraba en esa sala que, en realidad, eran unas viejas y deterioradas
escaleras de metal. Estaba oscuro, la única luz que se veía, era la
que procedía de unas sucias ventanas llenas de polvo. Bajamos hasta
la planta baja, durante el descenso, pude ver montones de cajas
viejas y rollos de papel, mapas enrollados y material escolar viejo.
Cuando salimos de allí y entramos al despacho de la directora, una
mujer bajita de carácter serio pero muy, muy amable; yo seguía
pensando en ese las escaleras, esas viejas escaleras tan misteriosas.
Después de la conversación con la directora, salimos al patio. Yo,
fui corriendo hacia mi amigo y le empecé a describir todo lo que
había visto, en esas escaleras.
Empezamos
a especular sobre un motón de cosas, entre ellas, la idea de un
posible tesoro escondido dentro de aquellas viejas cajas o entre los
polvorientos montones de papeles. Nos fascino tanto la idea, que nos
pasamos las restantes clases en las nubes. Al finalizar la ultima
clase, nos dirigimos al comedor, entramos y empezamos a comer a toda
prisa. Cuando acabamos tuvimos que esperar a que nos dejaran salir al
patio para ir donde estaba la puerta, esperamos a que no hubiera
nadie en el pasillo y entonces abrimos la puerta. Entramos
rápidamente y empezamos a mirar entre las cajas y entre los papeles
con la esperanza de encontrar algo. Pasaron los minutos y seguíamos
sin encontrar nada, empezamos a aburrirnos de buscar, así que
decidimos salir de allí pero entonces, apareció el conserje. No
decía nada, simplemente nos miraba con cara sería. Entonces dijo
con voz grave.
-¿Que estabais haciendo vosotros ahí?
-Estábamos paralizados por el miedo, hubo un largo silencio, el prosiguió.
-¿Os ha comido la lengua el gato?- dijo con tono sarcástico.
-Nosotros
solo...- balbuceé aterrado.
En ese momento vino la directora, preguntando que estaba pasando. Nosotros seguíamos asustados, ella nos llevo hasta su despacho y allí nos pregunto que había pasado. Nosotros se lo contamos asustados por lo que nos pudiera suceder. Entonces ella soltó una leve carcajada. Nosotros nos quedamos atónitos y ella, aun con la sonrisa en la cara, nos dijo que no nos preocupáramos, que es bueno tener ilusión. Nos dijo que podíamos irnos, pero que no se volviera a repetir. Nosotros salimos de allí aliviados, a veces la imaginación nos juega una mala pasada.
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