martes, 19 de noviembre de 2013
jueves, 14 de noviembre de 2013
miércoles, 13 de noviembre de 2013
martes, 12 de noviembre de 2013
miércoles, 6 de noviembre de 2013
Lenguaje postural. Educación y género
Otro aspecto que tiene que ver con la represión de la sexualidad femenina, que se inicia en la más temprana infancia, es la estricta educación postural que ...nos disciplina para sentarnos en sillas con las piernas juntas y la pelvis rígida, forzando el ángulo recto e impidiendo su posición natural y su balanceo. La vida a ras de suelo, como todavía vemos en algunos pueblos no occidentalizados, y concretamente la posición en cuclillas, con el sacro casi tocando el suelo, las piernas dobladas y abiertas a la altura del pecho hace que el útero quede suelto y descienda; en cambio cuando nos sentamos en una silla, se queda aprisionado. La forma de vida a ras de suelo, con su continuo agacharse y levantarse, además hace que la pelvis esté en continuo balanceo, movilizando los músculos del vientre. Sabemos que el movimiento de la pelvis desencadena el del útero; como también sucede cuando apretamos las nalgas o los muslos, cuyo roce interno acaricia las paredes uterinas y desencadena su temblor y su latido.
Así mismo la forma de agachamos cambia. Si nos fijamos, las mujeres africanas y otras de culturas poco occidentalizadas, se agachan sacando el trasero, a diferencia de las que hemos sido educadas en Occidente, que hemos aprendido a agacharnos forzando la columna vertebral, para doblamos metiendo el trasero sin balancear la pelvis; aquí, agachamos sacando el trasero se consideraría una obscenidad. Sin embargo, nuestra manera de doblarnos para agachamos, no es natural ni es buena para la columna. Invito a probar a agacharse sacando el trasero, para comprobar que de esta manera, la columna siguiendo los huesos pélvicos, no sufre; por el contrario, es una postura cómoda en la que se puede realizar cualquier tarea. Toda esta educación que acontece a lo largo de la socialización de las niñas, es lo que hace que desde hace siglos los úteros sean
Curiosidades matemáticas.
En 1637 René Descartes publicaba El discurso del método y como parte de esta obra había una sección denominada Geometría. En este apartado, como supondrán por el título y podrán comprobar si le echan un vistazo a la obra, las ecuaciones matemáticas son una constante y eso conllevó algún problema a los impresores. Ya saben ustedes que en aquel tiempo, y creo que aún se hace así en algunos casos, se componían los libros colocando las letras tipográficas, con su relieve, en filas que formaban las palabras y estas las líneas y estas al final las páginas.
Debido a las ecuaciones, los impresores comenzaron a sufrir la escasez de algunas letras. Es decir, la letra a, por ejemplo, se usaba en el texto normal y además en las ecuaciones, donde se repetía continuamente, lo que provocaba que escasearan las letras a en los cajones del impresor para componer las páginas. Así, preguntaron a Descartes si era necesario usar la a, y otras similares, o si en cambio en las ecuaciones podían usar cualquier letra.
Descartes respondió que en las ecuaciones las letras no son más que símbolos y que lo mismo da usar la letra a o b que cualquier otra. Y entonces el impresor comenzó a usar las letras menos usadas en el idioma original del libro, el francés. Y ahí aparecieron las letras x, y y z como las clásicas letras para representar las incógnitas en las ecuaciones.
Como decía al comienzo, de aquella sencilla decisión de un impresor, muy lógica por otra parte, proviene el que todos los que hayamos estudiado matemáticas hayamos usado esas letras x e y como comodines e incógnitas, aunque como bien dijo Descartes, lo mismo da una letra que otra.
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