viernes, 31 de enero de 2014

Material Plástico.

Un señor toma un tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo. Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de la plaza. Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diaro, hasta que un muchacho lo ve, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.
Julio Cortázar, Material plástico

La vida en común

Alguien que a toda hora se queja con amargura de tener que soportar su cruz (esposo, esposa, padre, madre, abuelo, abuela, tío, tía, hermano, hermana, hijo, hija, padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, suegro, suegra, yerno, nuera) es a la vez la cruz del otro, que amargamente se queja de tener que sobrellevar a toda hora la cruz (nuera, yerno, suegra, suegro, hijastra, hijastro, madrastra, padrastro, hija, hijo, hermana, hermano, tía, tío, abuela, abuelo, madre, padre, esposa, esposo) que le ha tocado cargar en esta vida, y así, de cada quien según su capacidad y a cada quien según sus necesidades.

El caso del gallo capón.

Los que querían dormir, no por cansancio sino por nostalgia de los sueños, recurrieron a toda clase de métodos agotadores. Se reunían a conversar sin tregua, a repetirse durante horas y horas los mismos chistes, a complicar hasta los límites de la exasperación el cuento delgallo capón, que era un juego infinito en que el narrador preguntaba si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que sí, el narrador decía que no había pedido que dijeran que sí, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que no, el narrador decía que no les había pedido que dijeran que no, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando se quedaban callados el narrador decía que no les había pedido que se quedaran callados, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y nadie podía irse, porque el narrador decía que no les había pedido que se fueran, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y así sucesivamente, en un círculo vicioso que se prolongaba por noches enteras.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, Cien años de soledad

Un sueño.

En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma del círculo) hay una mesa de madera y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe en caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular... El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.
J.L. BORGES, La cifra

Música

Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.
Y otra vez silencio.
Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba lago.
La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:
-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!
Ana María Matute

UN TIPO

 
Era bastante imbécil. Trabajaba en uno de esos parques temáticos. En invierno se vestía de Silvestre y en verano de Piolín. Los psiquiatras le diagnosticaron síndrome de doble personalidad. Era bastante imbécil. Sonreía dentro de la careta cuando le hacían una foto. Murió el año pasado. Un chaval precoz de once años con pelo largo y ojos guionados le prendió fuego a la poliamida con la punta de un cigarro.
El pobre imbécil se pasaba la mitad de un año persiguiendo y la otra mitad perseguido, la mitad de un año de blanco y negro y la otra mitad amarillo y naranja. Cada uno de esos trajes representaba una personalidad y una temporada, igual que el olor a pipas impregnaba sus tardes de domingo. Su pobre mujer guarda el único traje de trabajo dentro del ropero, en un sepulcro hecho con miles de bolitas de alcanfor, como si fuera un monumento marca ACME. Murió en verano, así que es Silvestre el que yace en el armario.
Fabio Rodríguez de la Flor

La Gorra.

 
Nadie logró dar con una explicación lógica para el sorprendente hecho, pero el día que Nando, el cartero del barrio, fue atropellado por un tranvía, iba vestido únicamente con su gorra.

Al reves, todas las palabras comienzan con la A

PALABRAS PARCAS
Abelardo, Arsaín, astuto abogado argentino, asesino agudo, apuesto, ágil aerobista acicalado. Atento. Amable. Amigo asiduo, afectuoso, acechante. Ambicioso. Amante ardiente, arrecho. Autoritario. Abrazos asfixiantes, ansiosos, asustados. Aluvión apagado, artefacto ablandado, apocado. Agravado. Altamente agresivo, al acecho. Abelardo Arsaín. Arma al alcance, arremete artero, ataca arrabiado, asesina. Atrapado. Absuelto: autodefensa. ¡Ay!
Luisa Valenzuela

Fragmento del prólogo de Follas Novas.

........criaturas amantes para los suyos y los extraños, llenas de sentimiento, tan esforzadas de cuerpo como blandas de corazón y también tan desdichadas que se dijera que han nacido sólo para soportar cuantas fatigas puedan afligir a la parte más débil y sencilla de la humanidad. En el campo, compartiendo mitad por mitad con los hombres las rudas faenas; en la casa, soportando valerosamente las ansias de la maternidad, los trabajos domésticos y las arideces de la pobreza. Solas la mayor parte del tiempo, teniendo que trabajar de sol a sol y sin ayuda para mantenerse a duras penas y mantener a sus hijos, y quizás aún a su achacoso padre, parecen condenadas a no hallar nunca reposo sino en la tumba.13
¡Oh! ¡Señor de justicia! ¡Brazo del débil y del pobre! ¿Por qué no te alzas contra el rico y el poderoso que así oprimen a la mujer, que la cargan de grillos mucho más pesados que los de los calabozos, y que ni aún la dejan quejarse de su desgracia? Infelices criaturas, seres desheredados que moráis en las desoladas montañas de mi país, mujeres hermosas y desdichadas que no conocéis más vida que la servidumbre, abandonad vuestras cumbres queridas en donde se conservan perennes los usos del feudalismo. (......) A vosotras, hermanas mías en sexo y en corazón; a vosotras, las de tiernos sentimientos y alma compasiva, es a quienes suplico que tendáis la mano a esos desamparados seres que vagan sobre la tierra, como frías y solitarias sombras, como hoja que arrastran los vientos encontrados. Tendámosles la mano todas las mujeres...; ¿no son ellos el fruto de nuestra debilidad o de nuestro crimen?... La hija del mar (cap. IX)

Rosalía de Castro - Hora tras hora, día tras día

Hora tras hora, día tras día, Entre el cielo y la tierra que quedan Eternos vigías, Como torrente que se despeña Pasa la vida. Devolvedle a la flor su perfume Después de marchita; De las ondas que besan la playa Y que una tras otra besándola expiran Recoged los rumores, las quejas, Y en planchas de bronce grabad su armonía. Tiempos que fueron, llantos y risas, Negros tormentos, dulces mentiras, ¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron, En dónde, alma mía?

Maio longo, paro o 28 de febreiro.

Maio longo… maio longo, todo cuberto de rosas, para algús telas de morte; para outros telas de vodas. Maio longo, maio longo, fuches curto par min: veu contigo a miña dicha, volveu contigo a fuxir. Partitura AQUÍ

martes, 28 de enero de 2014

10 pistas para la elaboración del Relato Corto

1 Un relato es una narración breve pero completa y con sentido. 2 El relato ha de ser un texto intenso, concentrado, impactante, profundo... 3 Para que un relato sea eficaz es necesaria la precisión; conseguir que cada una de las piezas o elementos que lo componen cumpla su función y esté en su lugar. 4 También es necesaria la economía, entendida como aprovechamiento de los diferentes elementos de composición del texto. Contar más con menos, para obtener el mayor rendimiento posible de cualquier elemento de la construcción. 5 Hay que captar el interés del lector a través de un buen inicio que genere sus expectativas, le inquiete, despierte su curiosidad, rompa con lo previsible...10 pistas elaboradas por Función Lenguaje 6 Es fundamental la presencia del conflicto narrativo, definido como: enfrentar al personaje a una situación para la que no le sirven sus recursos habituales (tanto a nivel intelectual, como emocional, como físico...), que remueve sus cimientos, que trastabilla su mundo. 7 Es necesario transformar al personaje. De la vivencia del conflicto, el personaje ha de salir transformado internamente, habiendo aprendido algo o cambiado de algún modo su visión del mundo. 8 Inicio, conflicto y transformación son equivalentes a planteamiento, nudo y desenlace (estructura clásica del relato). 9 Es importante aportar sólo la información necesaria sobre el personaje y la situación que está viviendo. 10 Es necesario trabajar desde la coherencia los diferentes aspectos de la construcción del texto.

lunes, 27 de enero de 2014

Narración escrita sin la leta A


Me lo cedió mi tío Hermenegildo, y me lo recomendó de un modo muy expresivo, diciéndome:
-¡Es un chofer único en el globo, créeme! Si dispone de un buen coche, este hombre consigue prodigios enormes, que en un circo le hubiesen hecho rico. Obedéceme y sírvete de él; tú tienes un coche estupendo y te mueres de tedio ¿no es cierto? Pues te juro, querido sobrino, que cediéndote un chofer como Melecio te pongo en condiciones de ser testigo, e incluso intérprete, de emociones inconcebibles, sin precedentes en el mundo de lo locomotivo. Porque como este chofer no existen dos
Melecio Volodio, el chofer propuesto, que presenció el momento descrito, sonrió entonces con gesto misterioso. Y no bien concluyó mi tío su elogio, el chofer rozó levemente el borde izquierdo de su sombrero frégoli, color crepúsculo griego, se inclinó con un gentil movimiento y murmuró:
-Tómeme el señor, que conozco mi oficio...
Y sin otros incidentes que mereciesen ser escritos, Melecio Volodio quedó elegido chofer de mi «dieciséis cilindros», con cien duros de sueldo.
Doce excursiones, que tuvieron un epílogo tristemente quirúrgico, me convencieron en un solo mes de que como Melecio no existió en el Universo chofer ninguno.
Prescindo, diciendo esto, de su dominio peregrino del motor: Volodio no sólo conservó de continuo en los extremos de sus dedos los secretos de mi «Mercedes», sino que en el tiempo que vivió conmigo domesticó el motor de un modo mirífico, y el coche corrió, frenó y retrocedió obedeciendo como un perrito lulú los gestos de su chofer.
Pero éste mérito resultó pequeño y ridículo enfrente de otros méritos inconcebibles de Melecio Volodio.
Uno, sobre todo, me preocupó en extremo, y se convirtió de súbito en obsesión terrible de mis nervios.
El mérito en cuestión estribó, señores, en el frío desdén con que Melecio Volodio miró siempre el peligro.
¿Fue el desprecio de los bienes terrenos? ¿Fue un deseo de morir, fruto de desilusiones y de dolores ocultos? ¿Fue, simplemente, heroísmo? ¿O fue el gusto de servirme y el prúrito de divertir, con emociones fuertes, mi vivir tedioso?
Lo ignoro; no lo se... Pero es lo cierto que siempre que el chofer nuevo puso en movimiento el motor de mi coche; ejecutó sorprendentes ejercicios llenos de riesgos y sembró el terror en los sitios por donde metió el coche; destrozó los vidrios de infinitos comercios, derribó postes telefónicos y luminosos, hizo cisco trescientos coches del servicio público, pulverizó lo esqueletos de miles de individuos, suprimiéndoles del mundo de los vivos, en oposición con sus evidentes deseos de seguir existiendo; quitó de en medio todo lo que se le puso enfrente; hendió, rompió, deshizo, destruyó; encogió mi espíritu, superexcitó mis nervios; pero me divirtió de un modo indecible, porque Melecio Volodio no fue un chofer, no; fue un «simún» rugiente.
¿Por qué este furor, este estropicio continuo? ¿Por qué, si Volodio dominó el coche como no lo dominó ningún chofer de los que tuve después?
Hice lo posible por conocer el fondo del misterio, y lo logré por fin.
-¡Melecio!- le dije, volviendo de un terrible circuito que produjo horrendos efectos destructores-. Es preciso que expliques lo que ocurre. Muchos infelices, muertos por nuestro coche, piden un desquite... ¡Que yo mire en lo profundo de tus ojos, Melecio Volodio!... Di... ¿Por qué persistes en ese feroz proceder, en ese cruel ejercicio?
Melecio inspeccionó el horizonte, medio sumido en el crepúsculo, y moderó el correr del coche.
Luego hizo un gesto triste.
-No soy cruel ni feroz, señor-susurró dulcemente-. Destrozo, destruyo, y rompo, y siembro el terror... de un modo instintivo.
-¡De un modo instintivo! ¡Eres entonces un enfermo, Melecio!
-No, Pero me ocurre, señor, que he sido muchísimo tiempo chofer de Bomberos. Un chofer de Bomberos es siempre el dueño del sitio por donde se mete. Todo el mundo le permite correr, no se le detiene; el sonido estridente e inconfundible del coche de los bomberos, de esos héroes con cinturón, es suficiente, y el chofer de bomberos corre, corre... ¡Qué vértigo divino!
Concluyó diciendo:
-Y mi defecto es que me creo que siempre voy conduciendo el coche de bomberos. Y como esto no es cierto como hoy no soy, señor, el dueño del sitio por donde me meto pues ¡pulverizo todo lo que pesco!

Y Melecio prorrumpió en sollozos



MAS AQUÍ

viernes, 17 de enero de 2014

Nunca seré tu héroe. Guía de lectura.

En la novela prevalece la primera persona y los discursos que a modo de monólogo ofrece Andrés para que conozcamos sus impresiones, ideas, sentimientos... B. VOCABULARIO Incorpora a tu diccionario personal las siguientes palabras y otras cuyo significado desconozcas: "niña desvalida, enclenque, poniendo pies en polvorosa (p. 57), estado catatónico, voz gélida, odaliscas..." A partir del léxico que aparece en esta novela, recopila todas aquellas palabras que manejan Andrés y sus amigos y que puedan formar parte de la jerga juvenil. Entre otras, incluye éstas: "tronco, mola mazo, chungo, pringao, basca..." C. CUESTIONES DE COMPRENSIÓN LECTORA: 1. Justifica el título de la novela. 2. De manera sintética, ¿qué relaciones mantiene Andrés con su familia? 3. ¿Y Belén? 4. ¿Cómo definirías a Dani? Narra la evolución que sufre la amistad entre Dani y Andrés. No olvides referirte al suceso del pelo verde. 5. ¿Qué le confesó Belén a Andrés y que hizo éste por ella? 6. Intenta definir la personalidad de Andrés; ¿qué te parece su constante disposición para ayudar a los demás? 7. ¿Cuál es la afición preferida de Andrés? ¿Quién es Retoñito y qué satisfacciones le reporta al final de la obra? 8. ¿A qué se dedican los padres de Andrés? 9. ¿Quién era el Pelota y qué opinión tenían de él los demás alumnos de la clase? 10. ¿Cuántos suspensos tuvieron Andrés y Dani y qué hacía éste para que sus padres no se enteraran? 11. ¿Qué actitud adoptaron los padres de Andrés cuando éste les informó, aterrorizado, de los suspensos que había sacado? 12. ¿Qué le sucedió al padre de Andrés? 13. ¿Cómo definirías a Carlos y a Paula? 14. ¿Qué impresión se llevó Andrés tras estar en casa de Jorge? 15. Cuenta la historia vital de Jorge y explica su relación con los neonazis. 16. ¿Qué decisión tomó Belén ante la presión de su padre y de qué modo intervino Andrés para solucionar la situación? 17. ¿Qué sucedió cuando se encontraron con el marroquí? 18. ¿Qué resolución adoptaron Jorge y Andrés después de que los nazis le pegaran a Jorge? 19. ¿Qué negocio determinaron montar en casa de Andrés y qué nombre el pusieron? 20. ¿Qué noticia le confirmó Sergio a Andrés? D. CITAS Y REFLEXIONA Teniendo en cuenta la idea global de la novela, comenta estos textos: B.1. "Hoy, 20 de enero, Andrés Díez y Dani Rincón tomarán la pócima mágica que les hará inmunes a vuestras fantasmadas y se convertirán en héroes de una sociedad que nos machaca, nos oprime y nos pone todo tipo de trampas Una sociedad que nos educa para el consumo y nos lanza directamente al paro. Una sociedad donde siempre triunfan los pelotas y los que mejor engañan" (p.23). B.2. "Y cuesta, tronco, no veas lo que cuesta ponerte a estudiar cuando no estás acostumbrado, que no salgo ni los fines de semana, pero por fin siento que soy capaz de lograr algo por mí mismo y no quiero rendirme" (p. 157). E. RESUMEN Y ESTRUCTURAS NARRATIVAS Esta novela sigue la estructura tradicional de planteamiento-nudo-desenlace. Resume lo que ocurre en las dos tramas principales: PLANTEAMIENTO NUDO DESENLACE TRAMA 1: Relación de Andrés con sus padres TRAMA 2: Relación de Andrés con Sara F. OPINIÓN PERSONAL ► ¿Crees que la novela refleja fielmente los problemas e inquietudes de los jóvenes actuales? Justifica tu respuesta. ► ¿Dirías que Andrés es o no es un héroe? ¿Por qué?

martes, 14 de enero de 2014

Aplastmaiento de las gotas.

Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol. Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.

Tía en dificultades.

[C:20] ¿Por qué tendremos una tía tan temerosa de caerse de espaldas? Hace años que la familia lucha para curarla de su obsesión, pero ha llegado la hora de confesar nuestro fracaso. Por más que hagamos, tía tiene miedo de caerse de espaldas; y su inocente manía nos afecta a todos, empezando por mi padre, que fraternalmente la acompaña a cualquier parte y va mirando el piso para que tía pueda caminar sin preocupaciones, mientras mi madre se esmera en barrer el patio varias veces al día, mis hermanas recogen las pelotas de tenis con que se divierten inocentemente en la terraza y mis primos borran toda huella imputable a los perros, gatos, tortugas y gallinas que proliferan en casa. Pero no sirve de nada, tía sólo se resuelve a cruzar las habitaciones después de un largo titubeo, interminables observaciones oculares y palabras destempladas a todo chico que ande por ahí en ese momento. Después se pone en marcha, apoyando primero un pie y moviéndolo como un boxeador en el cajón de resina, después el otro, trasladando el cuerpo en un desplazamiento que en nuestra infancia nos parecía majestuoso, y tardando varios minutos para ir de una puerta a otra. Es algo horrible. Varias veces la familia ha procurado que mi tía explicara con alguna coherencia su temor a caerse de espaldas. En una ocasión fue recibida con un silencio que se hubiera podido cortar con guadaña; pero una noche, después de un vasito de hesperidina, tía condescendió a insinuar que si se caía de espaldas no podría volver a levantarse. A la elemental observación de que treinta y dos miembros de la familia estaban dispuestos a acudir en su auxilio, respondió con una mirada lánguida y dos palabras: «Lo mismo». Días después mi hermano el mayor me llamó por la noche a la cocina y me mostró una cucaracha caída de espaldas debajo de la pileta. Sin decirnos nada asistimos a su vana y larga lucha por enderezarse, mientras otras cucarachas, venciendo la intimidación de la luz, circulaban por el piso y pasaban rozando a la que yacia en posición decúbito dorsal. Nos fuimos a la cama con una marcada melancolía, y por una razón u otra nadie volvió a interrogar a tía; nos limitamos a aliviar en lo posible su miedo, acompañarla a todas partes, darle el brazo y comprarle cantidad de zapatos con suelas antideslizantes y otros dispositivos estabilizadores. La vida siguió así, y no era peor que otras vidas.

Maravillosas ocupaciones.

Qué maravillosa ocupación cortarle la pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir Señor Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la dirección, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina. Qué maravillosa ocupación ir andando por el bulevar Arago contando los árboles, y cada cinco castaños detenerse un momento sobre un solo pie y esperar que alguien mire, y entonces soltar un grito seco y breve, girar como una peonza, con los brazos bien abiertos, idéntico al ave cakuy que se duele en los árboles del norte argentino. Qué maravillosa ocupación entrar en un café y pedir azúcar, otra vez azúcar, tres o cuatro veces azúcar, e ir formando un montón en el centro de la mesa, mientras crece la ira en los mostradores y debajo de los delantales blancos, y exactamente en medio del montón de azúcar escupir suavemente, y seguir el descenso del pequeño glaciar de saliva, oír el ruido de piedras rotas que lo acompaña y que nace en las gargantas contraídas de cinco parroquianos y del patrón, hombre honesto a sus horas. Qué maravillosa ocupación tomar el ómnibus, bajarse delante del Ministerio, abrirse paso a golpes de sobres con sellos, dejar atrás al último secretario y entrar, firme y serio, en el gran despacho de espejos, exactamente en el momento en que un ujier vestido de azul entrega al Ministro una carta, y verlo abrir el sobre con una plegadera de origen histórico, meter dos dedos delicados y retirar la pata de araña, quedarse mirándola, y entonces imitar el zumbido de una mosca y ver cómo el Ministro palidece, quiere tirar la pata pero no puede, está atrapado por la pata, y darle la espalda y salir, silbando, anunciando en los pasillos la renuncia del Ministro, y saber que al día siguiente entrarán las tropas enemigas y todo se irá al diablo y será un jueves de un mes impar de un año bisiesto

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj.

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con ancora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te ataras a la muñeca y pasearas contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo fragil y precario de tí mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgandose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de a atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demas relojes. No te regalan un reloj, tu eres el regalado, a tí te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda a un reloj.

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Atelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa

Instrucciones-ejemplos sobre la forma de tener miedo.

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Instrucciones para llorar.

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.