viernes, 20 de diciembre de 2013

Un libro de piratas para leer .Pulsa AQUÍ
La moda entre los piratas

de las patas

de madera

fue una moda pasajera.

En cambio, el parche en el ojo

o los clásicos pañuelos

de lunares

son prendas intemporales

que nunca pasan de moda

y sirven

lo mismo para una boda

que para dar un paseo

o meterse en un jaleo.

Un complemento importante

para el pirata elegante

es el chaleco de ante:

mejor si tiene bolsillos

y botones amarillos.

Poemas de piratas. Rafael Alberti.

Pirata de mar y cielo,
si no fui ya, lo seré.

Si no robé la aurora de los mares,
si no la robé,
ya la robaré.

Pirata de cielo y mar,
sobre un cazatorpederos,
con seis fuertes marineros,
alternos, de tres en tres.

Si no robé la aurora de los cielos,
si no la robé,
ya la robaré.

sábado, 7 de diciembre de 2013

A callarse.

Ahora contaremos doce 
y nos quedamos todos quietos. 



Por una vez sobre la tierra 



no hablemos en ningún idioma, 

por un segundo detengámonos, 

no movamos tanto los brazos. 



sin locomotoras, 

todos estaríamos juntos 

en una inquietud instantánea. 



Los pescadores del mar frío 

no harían daño a las ballenas 

y el trabajador de la sal 

miraría sus manos rotas. 



Los que preparan guerras verdes, 

guerras de gas, guerras de fuego, 

victorias sin sobrevivientes, 

se pondrían un traje puro 



y andarían con sus hermanos 

por la sombra, sin hacer nada. 



No se confunda lo que quiero 

con la inacción definitiva: 



la vida es sólo lo que se hace, 

no quiero nada con la muerte. 



Si no pudimos ser unánimes 

moviendo tanto nuestras vidas, 

tal vez no hacer nada una vez, 

tal vez un gran silencio pueda 

interrumpir esta tristeza, 

este no entendemos jamás 

y amenazarnos con la muerte, 

tal vez la tierra nos enseñe 

cuando todo parece muerto 

y luego todo estaba vivo. 



Ahora contaré hasta doce 

y tú te callas y me voy. 







Pablo Neruda, « A callarse » dans ( Estravagario ),  De «Odas elementales» a «Memorial de Isla Negra», 1954-1964, (Obras completas, tomo II) page 630:631  Edición de Hernán Loyola. Galaxia Gutemberg, Barcelona, 1999.  

Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto

Walking Around de Pablo Neruda

 


Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
  Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
  sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
  o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
  y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.